sábado, 19 de septiembre de 2015

Clausura del Concurso Veraniego de Relatos Cortos 2015

Doy mis más sinceras gracias a todos los participantes y votantes honorarios en esta quinta edición ininterrumpida de nuestro concurso veraniego.

Supone una tarea ardúa ir recogiendo los relatos, traerlos y  añadir los enlaces pertinentes, pero lo hago con mucho gusto porque se trata de pasarlo bien y esto está demostrado.
La finalidad del concurso es precisamente esta, pasarlo bien redactando y leyendo, dejando volar nuestra imaginación, nuestros anhelos y fantasías para pasar unos ratos agradables, incluso comentándolos hasta la discusión, je je je...

Aquí no hay ningún premio por el que matarse, no es más que un galardón hecho por mí misma. El cajón de arena de mis ya fallecidos gatos y unas estrellas de mar y una caracola. Al menos sí es original, nada cogido de internet, ¡es mío, mío!
No tenemos sponsor, tal vez más adelante, si seguimos subiendo, podamos llegar a tener algún premio interesante.

Como organizadora del Concurso Veraniego de Relatos Cortos me complace otorgar el galardón de este año:





Y me complace porque los votos no tienen trampa ni cartón, están a la vista, por ello me complace que mi relato 'El chuchete poseído por la nutria' haya gustado hasta el punto de ser considerado ganador. ¡Muchas gracias!

Aprovecho para clavarle un rapapolvo al señor contramaestre que está empeñado en no querer ganar nunca más, razón por la cual ni yo ni Enriqueta votamos ningún relato suyo y los destinamos a alguien más agradecido.
Señor contramaestre, por esta vez pase, dada la cantidad de buenos relatos y los pocos votos para otorgar, pero en Navidad se va a enterar... ¡Que lo sepa y no se me rebele, o le hago pasar la plancha! ¡Juas!

Bromas aparte, sin Iñaki este concurso no existiría hace tiempo porque él ha sido quien lo ha impulsado sin descanso y cuando yo estaba desanimada venía diciendo: "¡Señora Capitana, es hora de organizar el concurso!". Y de 21 relatos, 10 son suyos, incansable.¡Mil gracias, señor contramaestre!

En el 2013 gané, pero dediqué el galardón a todos los participantes, abochornada por ganar siempre y en el 2014 me negué a participar, algo que no gustó al resto de la tripulación, conque este año asumo gustosa el galardón ganador, puesto que se trata de una muestra de agradecimiento a los que me han votado, porque he descubierto que la humildad no reside en no querer ganar, sino en agradecer lo que te otorgan sin despreciarlo.

Y en agradecimiento a todos, he creado el galardón de participantes:




Eeer... ahora que lo miro, creo que se me ha olvidado alguien... ¡Qué cosas!



Total, ¿para qué, si no nos quiere?


¡ADELANTE, MIS BRAVOS!




martes, 8 de septiembre de 2015

Proceso de votaciones del Concurso Veraniego de Relatos Cortos 2015



Damos por finalizada la admisión de relatos y procedemos a las votaciones cuya duración será de una semana.
El martes 15 de septiembre será el último día para votar.

1- Los votos deben depositarse en esta publicación, en un comentario.
2- Los tres votos que cada miembro tiene asignados son de libre disposición, repartidos o a uno o dos, o tres relatos 
3- Nadie puede votarse a sí mismo.
4- Hay que nombrar claramente el o los relatos elegidos y el número de votos que se adjudican a cada uno.
5- En caso de empate se procederá a repetir la votación, exclusivamente entre los relatos empatados.

Esta es la lista de relatos:


Fábrica de Sueños  VOTOS-  1
Risa cantarina  VOTOS- 2
¡Antes le pegaré fuego!  VOTOS- 1
El chuchete poseido por la nutria  VOTOS- 4
MOSQUITO  VOTOS- 1
La playa de mamá  VOTOS-1
DESTINO FINAL  VOTOS- 2
Descubrimiento y castigo  VOTOS-
VACACIONES EN EL MAR  VOTOS-
LOS PROTOCOLOS NO SON PARA EL VERANO...  VOTOS- 1
Posiblemente una historia triste   VOTOS-
LA OTRA CARA DEL VERANO  VOTOS- 2
Saque de honor  VOTOS-
LA CHAPA  VOTOS- 1
Trueque de amor VOTOS-
KUNG FU de verano  VOTOS-3
¡Vamos a la playa, calienta el sol!  VOTOS-1
Un triángulo feliz  VOTOS- 1
Boca a boca  VOTOS- 1
El Patito Feo triunfó  VOTOS-
Rito veraniego. (SelinVOTOS- 2


(Los votos se irán añadiendo en la lista de relatos a medida que sean emitidos)


¡EL ESFUERZO FINAL, MIS BRAVOS!







lunes, 7 de septiembre de 2015

Concurso Veraniego de relatos Cortos 2015. XX

Las bases del concurso aquí.

RELATOS ANTERIORES:



Fábrica de Sueños 
Risa cantarina
¡Antes le pegaré fuego! 
El chuchete poseido por la nutria
MOSQUITO 
La playa de mamá 
DESTINO FINAL 
Descubrimiento y castigo 
VACACIONES EN EL MAR
LOS PROTOCOLOS NO SON PARA EL VERANO...
Posiblemente una historia triste 
LA OTRA CARA DEL VERANO
Saque de honor 
LA CHAPA
Trueque de amor
KUNG FU de verano
¡Vamos a la playa, calienta el sol! 
Un triángulo feliz
Boca a boca


El Patito Feo triunfó. Iñaki Zurbano Basabe






Era la más pequeña de cuatro hermanas e hija no deseada. Sus hermanas se llamaban Estrella, Gracia y Loreto, pero con ella ya no hubo inspiración, la bautizaron como Josefa, el nombre de la abuela materna.
Josefa, para más inri, era feucha. Bueno, lo era para unos. Para otros, sencillamente, era fea o muy fea.
Sus hermanas nadaban muy bien y a ella le daba miedo el agua, el agua de las piscinas y playas, que no de la bañera y de la ducha, ni el agua que muchos días cae de forma torrencial en su adorada Asturias. Josefa y su familia vivían en el avilesino barrio de La Maruca.
A Josefa le gustaba mojarse con el agua de la lluvia y jugar a echar carreras o a pelearse con los chicos.
"Es un desastre, - comentaban sus hermanas - parece una marimacho - siempre está con guajes, y con diez años y todavía nada con manguitos o flotador"
"¡Qué niña más tonta y más fea!" La llamaban El Patito Feo.
"¡Pobruca!, - decía su madre - "¿a quién habrá salido esta tontina?" 
Pero la "tontina" demostró un gran afán de superación al llegar a la adolescencia. Era la mejor del cole en todos los deportes y tanto su cara como su cuerpo adquirieron los rasgos y las proporciones de una mujercita hermosa.

En todo esto piensa Pepa Zamalloa cuando las televisiones de medio mundo les ofrecen a millones de telespectadores en directo un primer plano de su rostro llorando. Suena el himno nacional de España y se alza en el mastil la bandera. Es la número uno en natación. ¡Tres medallas de oro!... la feucha que no sabía nadar.





domingo, 6 de septiembre de 2015

Concurso veraniego de Relatos Cortos 2015. XIX

Las bases del concurso aquí.

RELATOS ANTERIORES:



Fábrica de Sueños 
Risa cantarina
¡Antes le pegaré fuego! 
El chuchete poseido por la nutria
MOSQUITO 
La playa de mamá 
DESTINO FINAL 
Descubrimiento y castigo 
VACACIONES EN EL MAR
LOS PROTOCOLOS NO SON PARA EL VERANO...
Posiblemente una historia triste 
LA OTRA CARA DEL VERANO
Saque de honor 
LA CHAPA
Trueque de amor
KUNG FU de verano
¡Vamos a la playa, calienta el sol! 
Un triángulo feliz





 



Se llamaba Justino, como Justin Bieber, pero en español, lo cual significaba que era una persona mayor, pues desde hace unos cuantos años no es normal que se bautice a las criaturas con ese nombre u otros como Nicéforo, Abundio o Alcibiades. Los más respetuosos le llamaban Don Justino, aunque nunca había tenido dinero. Pero cierto día le sonrió la suerte en forma de pellizco del Gordo de Navidad. Vale, pues teniendo en cuenta este ascenso social, yo también le voy a llamar Don Justino en el relato. 
Fue el día más feliz de su vida, no tuvo que decir eso de "mientras haya salud" Y el primer gasto que hizo fue una dentadura postiza. Estaba contentísimo. El día en que estrenó la dentadura comió turron del duro y almendras garrapiñadas. Y todo gracias a Dios o al Azar, o a ambas realidades abstractas.
Llegó el verano y diose en pasear por los muelles como todos los veranos, sintiendo la brisa fresquita del mar al atardecer, el olor del salitre, saludando a los viejos conocidos y a los guardias, observando a las chillonas gaviotas y, sobre todo, babeando ante el paisaje de chavalas en topless que tomaban el sol sobre la arena de la playa. "Mira, por ahí viene Millonetis a darnos un repaso", solía decir alguna cuando se aproximaba el abuelete.
Pero ese día, el día en el que empieza a centrarse este relato, decidió acercarse al puente romano que hay entre el final de la dársena y la iglesia de Santa María. Desde él se arrojan los chavalines al agua, compitiendo por atrapar las monedas que les lanzan los turistas.
Don Justino estornudó con tanta potencia que la dentadura le salió disparada de la boca, cayendo en el agua. Un crió que lo vio le dijo: "¿Me da cinco euros si se la traigo?!"; "Si, si", contestó sin pensárselo Don Justino, visiblemente nervioso por haber quedado en ridículo y por miedo a perder su más preciado tesoro. Pero, para su asombro, se arrojaron al agua veinte chiquillos, ¡veinte!
"Pues vaya, puede originarse un conflicto gordo si se pelean entre ellos por mi dentadura, ¡madre mía!"
Pero no ocurrió tal incontingencia porque no apareció la dentadura. ¡Increible!, ¡no podía ser verdad que ninguno de ellos hubiese localizado la dentura!, ni siquiera dio tiempo a que esta llegase al fondo. Algunos mayores les increparon:
"Podeis ver una moneda de euro dentro del agua y no podeis ver una dentadura que es mucho más grande. ¡Vaya un atajo de mamarrachos!"

La casa en donde vivía Angelín con su madre Angela y su abuelo Facundino era la más pobre del pueblo porque sus moradores eran pobretones como perros callejeros. Bueno, no tanto, pero muy pobretones sí.

- Abuelito, te traigo un regalo, ¡toma! - Le dijo Angelín a su abuelo colocándole en la mano la ex dentadura de Don Justino. - ¡Venga, pruébatela!
Facundino recibió el regalo con una sonrisa de esas grotescas de los que no tienen dientes. Y al momento se metió la dentadura en la boca.
No le quedaba tan perfecta como un guante, pero podía apañarse. Aquella noche masticó unas rodajas de chorizo que le compró su hija Angela para que celebrase el acontecimiento.
- Ummm... ¡qué rico!, ya me había olvidado de lo bien que sabe el chorizo.
- Pero ya sabes que no puede ser todos los días, eh, papá. - dijo Angela.
- Y no te olvides de quitarte la dentadura para salir a la calle, no sea que se entere Don Justino. - le recordó Angelín.
- Es solo para comer. - remachó Angela.





sábado, 5 de septiembre de 2015

Concurso veraniego de Relatos Cortos 2015. XVIII

Las bases del concurso aquí.

RELATOS ANTERIORES:



Fábrica de Sueños 
Risa cantarina
¡Antes le pegaré fuego! 
El chuchete poseido por la nutria
MOSQUITO 
La playa de mamá 
DESTINO FINAL 
Descubrimiento y castigo 
VACACIONES EN EL MAR
LOS PROTOCOLOS NO SON PARA EL VERANO...
Posiblemente una historia triste 
LA OTRA CARA DEL VERANO
Saque de honor 
LA CHAPA
Trueque de amor
KUNG FU de verano
¡Vamos a la playa, calienta el sol!



Un triángulo feliz. Iñaki Zurbano Basabe













Érase dos niños vecinos que casi eran amiguitos, y no lo eran del todo porque a menudo andaban a la greña por culpa de sus nombres propios. Uno se llamaba Calcetín y el otro Caracolo. A Calcetín le era muy fácil hacer hacer bromas con el nombre de Caracolo, le bastaba con cambiar la primera O del nombre de su amigo por una U para sembrar la discordia, y no reproduzco aquí el resultado porque suena muy feo, feísimo. ¿Verdad que suena muy feo?; ¿Verdad que la mayoría de ustedes se han escandalizado?
Pues así de perverso era Calcetín, pero no lo era menos Caracolo, puesto que se reía de Calcetín diciéndole que era "un calcetín sin pareja"
"¡Oye, tú, ¿en donde has dejado al otro calcetín?, jajajaja!"
Y ahora os cuento la segunda parte de esta historia:
Ambos estaban enamorados de la misma niña, una niña rubita muy guapa que se llamaba Braga. A la niña le gustaban los dos, pero le era muy difícil decidirse por uno.
Cierto día de verano los tres se encontraron en la playa de Santa Playolanda, una playa muy famosa por prodigiosa, pues en ella crecían los castillos de arena y otras figuras artísticas sin intervención humana. Eran arenas milagrosas. También había palmeras con dátiles sin azúcar para diabéticos, duchas de agua fría y caliente y chiringuitos en donde vendían regaliz, helados, cerveza, marihuana y preservativos.
Braga, que era una niña muy generosa de padres ricachonísimos porque eran supercorruptos, invitó a sus dos pretendientes a whisky con cocacola y preservativos perfumados de la marca Pocholoco, los mejores, e hicieron el amor en las cálidas y cristalinas aguas de Santa Playolanda, felices y contentísimos en la felicidad de su triángulo amoroso novieteril.
- Pues nada, ya lo he decidido, os elijo a los dos como novios. Dos mejor que uno, ¿no? - argumentó Braga.
- ¡Sí! - repuso contentísimo Calcetín.
- ¡Has hecho la mejor elección! - exclamó felicísimo Caracolo.
Y fueron superfelices del todo y comieron un día sí y otro también ostras, caviar, langosta, fabada asturiana Litoral, paella al estilo Coscojuela y butifarra sin independizar poque los padres de Braga nunca dejaron de ser corruptos, ya que les iba bien con todos los gobiernos.
Moraleja: Si Enriqueta tiene una teta es que también tiene otra.




viernes, 4 de septiembre de 2015

Concurso Veraniego de Relatos Cortos 2015. XVII

Las bases del concurso aquí.

RELATOS ANTERIORES:



Fábrica de Sueños 
Risa cantarina
¡Antes le pegaré fuego! 
El chuchete poseido por la nutria
MOSQUITO 
La playa de mamá 
DESTINO FINAL 
Descubrimiento y castigo 
VACACIONES EN EL MAR
LOS PROTOCOLOS NO SON PARA EL VERANO...
Posiblemente una historia triste 
LA OTRA CARA DEL VERANO
Saque de honor 
LA CHAPA
Trueque de amor
KUNG FU de verano



¡Vamos a la playa, calienta el sol! Iñaki Zurbano Basabe











Verano de 2.055

Las playas estaban anunciadas en muchos idiomas, como cortesía de la ciudad de Alicante a sus numerosos visitantes: playa, beach, platja, hondartza, praia, plage, spiaggia, strand... Pero cuando uno ya se encontraba al pie del imponente rascacielos, los anuncios eran más concretos: "playas en plantas 59, 60, 61, 62, 63, 64 y 65"

La abuelita Irma y sus nietecitos Tino, Rosi y Vero, cruzaron el amplio hall de la "Gran Torre de Alicante" o "Gran Torre d'Alacant" en dirección a la zona de ascensores. Una vez en el interior del elevador ultrarrápido "Apolo 11" ( Cada ascensor tenía el nombre de una gloriosa astronave ) pulsó el botón de la planta 61, "playas exclusivas para niños de hasta 12 años acompañados de sus padres actuales o responsables legales" ( lo de "responsables legales" tenía su justificación porque la pederastia se había propagado como el alzheimer en aquella sociedad enfermiza y corrupta de mediados del siglo XXI )
La abuelita Irma y sus pequeñuelos se encontraron en el ascensor con Conchi, una antigua amiga de la abuela, aunque, tratándose de la abuela, todas sus amigas eran antiguas. Se dieron un par de besos tan sonoros - ¡muach!, ¡muach! - que llamaron la atención de una pandilla de jovenzuelos. Algunos incluso se rieron.
- ¡Uy, Conchi, querida, cuánto tiempo sin vernos!, ¿también vienes a la playa?
- Sí, hija, sí, pero no coincidimos. A mi me corresponde la playa de la planta 65, "mayores de 60 años sin niños ni mascotas" ¡Uy, pero que monos son tus nietecitos!
- Son mis tesoros más preciados, hija mía.
- Ya te digo, son guapísimos. Y la pequeñita es un encanto, ¡¿verdad, chiquitina?!, ¡tiki-tiki-tiki!
Los jóvenes estaban escandalizados ante tanta payasería de aquellas carrozas seniles.
- ¡Ay, Conchi, hija, que ya no es un bebé!... Vero tiene tres añitos.
- ¡Cómo pasa el tiempo, hija! Pues en mi playa de la planta 65 han puesto un sol que es como el de Andalucía, ¡qué hermosura de sol!
- Eres una exagerada, Conchi, jamás podrán igualar al sol natural de Andalucía... ¡ni al de Alicante!, es decir, al sol verdadero.
- Oye, me acuerdo ahora de una canción que solía cantar mi madre, una de su época: "¡Vamos a la playa, calienta el sol!, ¡chiri-biri-bi, porom-pom-pom!", no me acuerdo de más.
No hubo tiempo para más charla ni viejas canciones de verano. El elevador se detuvo en la planta 61 y las dos amigas se despidieron con otro par de besos escandalosos.
Irma y sus tres nietecillos disfrutaron de lo lindo en aquella mañana playera. Los niños se dieron al gozo del baño entre olas y remolinos especiales para niños, y montaron en barquichuelas de pedales, y corretearon por la arena, un tipo de arena especial para hacer castillos y otras figuras.
La abuelita Irma y sus nietecitos almorzaron a media mañana en el chiringuito playero, sentados ante una mesa ubicada junto al gran ventanal desde el que se veía una panorámica impresionante de la costa.
La abuelita no pudo reprimir que un par de lágrimas resbalasen por sus mejillas al ver ahí abajo la Playa de San Juan, su playa, la playa de su infancia y juventud, ahora convertida en un vertedero de inmundicias tóxicas, cadáveres de peces mutantes, basura arrojada desde los "cruceros de placer", ballenas y delfines en descomposición... Estaba rigurosamente prohibido el acceso a las "playas antiguas" La Humanidad aún no había resuelto sus graves problemas relativos a la ecología y el medio ambiente. La Amazonia ya era casi un páramo. Pero avanzaba mucho en tecnología punta para crear edificios altísimos e inteligentísimos, así como barcos, trenes y aviones que surcaban el mundo a velocidades escalofriantes. Y el hombre ya había llegado a Marte. El planeta rojo estaba habitado ahora por rusos, estadounidenses, chinos e iraníes y ya se avecinaban los primeros conflictos bélicos interplanetarios.
Regresó a la mente de la abuelita Irma la canción que le había recordado su amiga Conchi y se sintió estúpida al llenársele la cara de lágrimas. 
"¡Vamos a la playa, calienta el sol!, ¡chiri-biri-bi-porom-pom-pom!"