El señor contramaestre, alma y vida de nuestros concursos de relatos cortos, tanto veraniegos como navideños, conoció allende los mares a una bella sirena de rizos pelirrojos y decidió abandonar el Galeón.
Sin su ayuda no puedo seguir manejando el timón, arriando o izando velas y soltar jarcias, conque voy a llevar a mi bravo navío a los fondos abisales para juego de delfines y sirenas.
Ha sido un placer.
.