jueves, 30 de mayo de 2013

Anécdotas de un mejillón y una leona ( XXXI )

Aplausos y llenazos ( II )



Recité en el primer 1 de Mayo legal en la Casa de Campo de Madrid ante varios miles de personas. Yo no estaba en el programa, pero le pedí que me hiciese un hueco a Juan Diego, presentador del evento. Fue una gozada convertirme en el destinatario de los aplausos de tantísima gente.
Al día siguiente, encontrándome en un bar de la Puerta del Sol, oí este comentario: "Hay que ver lo bien que recitó ayer Juan Diego!" Y Juan Diego no había recitado, había sido yo!... Cualquiera les decía a esas personas que el rapsoda del Uno de Mayo era yo, me hubiesen tomado por un pirado.
Unos cuantos años más tarde estuvo entrevistando a Juan Diego en su casa para "Sal y Pimienta acusa" y no quise recordarle la anécdota. La fotógrafa María José Cruces le dijo que yo era actor, y yo le comenté que recitaba muy bien, que era mi fuerte. El se picó y me retó a un mano a mano, me dijo que lo haríamos abriendo un libro de poesía al azar, por cualquier página. Le dije que conforme, que encantado de la vida, y le pedí que fuese ante cámaras o micrófonos de radio para que yo me diese a conocer. Hasta aquí todo perfecto, pero cometí un error.



( Juan Diego, estupendo rapsoda mientras no haya al lado uno mejor )

Tenía programada una actuación en un pub de Madrid, en la calle Hernán Cortés ( perpendicular a Fuencarral ) con un show de humor que hacía junto a Paco Barea. Invité a Juan Diego y se presentó con varios amigos. Al terminar la cosa humorística recité un par de poesías y me despedí con un fragmento del monólogo de Daniel Bhor "Diario de un loco" ( basado en textos de Nicolás Gogol ) El público me aplaudió a rabiar. Nunca supe más de Juan Diego, evitó ponerse al teléfono cada vez que le llamaba para recordarle nuestro "mano a mano" ( No había tenido ningún problema para localizarle de cara a la entrevista en Sal y Pimienta, qué casualidad! )

Esto me recordó otra experiencia de cuando yo aún vivía en el pueblo. Le escribí a José María Iñigo pidiéndole una oportunidad en su programa. No me contestó. Y he aquí que un día presenta a un chico jovencísimo que quería ser actor. Le saca vestido de Don Juan Tenorio junto a una actriz de primera fila caracterizada de Doña Inés. El chico no da pie con bolo, ni vocaliza ni tiene pasión, es negadísimo. Y todo termina con frasecitas paternales del hipócrita Iñigo: "Tienes que estudiar mucho, hijo", "a lo mejor después de un cierto tiempo...", etc. Yo hubiese triunfado rotundamente de haber tenido esa oportunidad!, pero claro, no encajaba con los intereses aviesos del enano mostachudo: poner en ridículo a la gente, lo mismo que pretendía, sin duda alguna, el talentoso Juan  Diego. Otro día les cuento lo que le hizo Iñigo a una actriz compañera mia del Teatro Popular Español.




( José María Iñigo, precursor de la más asquerosa televisión basura )

Cuando ya estaba cansado del ingrato oficio de comediante, de la incomprensión y de los papeles de mierda, me compré un amplificador y un micrófono y me puse a recitar en el Parque del Retiro de Madrid. No me fue mal, así que decidí "ampliar mis horizontes" yéndome a recitar a las playas del Mediterráneo. Un día, bajando por la cuesta de Atocha, me puse a hablar con una mendiga joven que ofrecía a los viandantes papelitos con versos que había escrito ella. Le expliqué mi caso y me aconsejó que me fuese a Murcia, que allí había muchas playas. Y es lo que hice. Pero antes voy a retroceder veinticinco años y les contaré mi experiencia como recitador callejero en las costas de Barcelona y Gerona. Después volveré a la Murcia de este siglo y otra vez retornaré a los años setenta, pero en Asturias. Todo en el próximo post. Gracias por estar aquí, buena gente!

4 comentarios:

  1. Al día siguiente, encontrándome en un bar de la Puerta del Sol, oí este comentario: "Hay que ver lo bien que recitó ayer Juan Diego!" Y Juan Diego no había recitado, había sido yo!... Cualquiera les decía a esas personas que el rapsoda del Uno de Mayo era yo, me hubiesen tomado por un pirado.

    Pues vaya. Cabestros a manta. No se enteran de nada, oyen campanitas y repican lo más parecido. En fin.

    Anda, Juan Diego es otro señorito (como en 'Los santos inocentes').
    A mí me pasó algo parecido en el QUÉ!, con el "Almirante Atorrante", José Luis de Valero. Me retó a responder a partir de entonces mediante poesías propias, pero me negué porque él ya dijo que desempolvaría su archivo, mientras que yo no tenía nada, aún no había abierto mi blog de poesías, no tenía nada propio, así que quedaba en flagrante inferioridad.
    Lo de usted es distinto, obviamente, porque Juan Diego se negó siendo él el personaje, supuestamente profesional.

    "El enano mostachudo", ¡juas juas! Veía a ese tipo a la hora de cenar porque mis padres tenían la tele como un altar. (Bueno, cómo hoy día todos, que poco ha cambiado). Lo miraba entre bocado y bocado y pensaba "Menudo gilipollas. ¿Se dará cuenta mi familia?". No lo sé, nunca me he molestado en preguntar, seguramente por intuir que las respuestas serían otra tanta gilipollez. Experiencia desde niña, oiga.

    Vamos a por mañana, que todo esto es muy interesante.

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  2. Hola!
    Voy ya pillado de tiempo, como siempre. Hay un dicho en esta profesión: "El más reacio a echarte cable siempre será un actor" Y es una gran verdad. Muchos compañeros se asombraban de que yo a veces les llamase para informarles de un casting en donde se buscaban actores para determinados personajes que bien podrían favorecerles a ellos. Y con esto no quiero quedar como un santito, simplemente lo tenía como una obligación moral.
    Iñigo fue siempre un gran estúpido y no soy el único que lo igo.
    Mañana vengo por aquí a poner lo último de "Aplausos y llenazos". Hoy me he dedicado a Fidelio y Bernabé, je, je!

    Que le vaya todo muy bien este fin de semana!

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    1. "El más reacio a echarte cable siempre será un actor" Y es una gran verdad. Muchos compañeros se asombraban de que yo a veces les llamase para informarles de un casting en donde se buscaban actores para determinados personajes que bien podrían favorecerles a ellos.

      Cierto. Pero es que usted y yo somos muy, pero que muy distintos a esta gente que sólo va a lo suyo sin preocuparse de nadie, ni aunque sea amigo.

      ¡Hasta el sábado y feliz fin de semana!

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